Breve texto de Enrique Lihn en que cuestiona las limitaciones del realismo y pone de manifiesto su interés por revelar a través de la ficción, el carácter de artificio de las distintas construcciones del lenguaje, las retóricas, los grandes discursos, el arte y las máscaras del poder. En el texto convoca a las figuras de Zolá, Borges, Poe, Hoffman, Rulfo entre otros, para confrontar formas de enfrentar la realidad a través del arte de la palabra.
Taller monográfico online dedicado a la obra de Enrique Lihn
Impartido por Daniel Rojas Pachas.
Sesiones de dos horas.
Dos grupos.
Grupo I - Viernes de 11:00 a 1:00 pm - (Hora México)
Grupo 2 - Jueves de 18:00 a 20:00 pm -(Hora México)
Consultas e inscripciones - amaranta.caballero@gmail.com
Más información sobre el conductor del taller: https://www.danielrojaspachasescritor.com/
Al viejo Lihn
lo llenaría de halagos
Le lustraría los zapatos
Le ataría la corbata
Le daría las gracias por sus palabras
-por las sagradas y profanas-
Por su habilidad para enrostrarnos
Las profundidades del cuerpo y del alma
Por dejarnos su sello como un faro
Y rebanarnos el cerebro
Al viejo poeta Enrique Lihn
Que me mira desde su fotografía
Encima de mi escritorio
Le haría una reverencia y le diría
Que jamás lo olvidaremos.
Literatura
Cuando me encuentro con otros escritores
no hacemos más que hablar como buenos o malos funcionarios
de la Literatura: a uno lo publica
Siglo XXI, y a otro, como a mí, Centro Editor
no le pagará nunca sus derechos de autor; cuando me encuentro
con la Literatura no me saco el sombrero, quiero a mis amigos
pero ninguno de nosotros llegará muy lejos: más acá del horizonte
donde brillan quienes llamaría un imbécil
los astros de primera magnitud.
Cuando me encuentro con los astros de primera magnitud
y esos pavos reales brillan con la debida discreción
yo los invitaría a vomitar, porque escribir también como ellos
es ejercer el oficio más blando. Cuando me encuentro conmigo
mismo
frente al papel en blanco pienso en pavos reales
y trato al menos de no ser brillante, pero escribo
en la medida en que odio a la literatura,
y a los autores jóvenes me gustaría gritarles
basta de farsas, ustedes entrarán también en el negocio
porque la literatura es el oficio más blando
también para quienes lo practican con odio. Miren cómo se eclipsa
un astro de primera magnitud y no pongan, en cambio
por ustedes mismos las manos al fuego Nadie ha dejado aquí
de cumplir con su deber
salvo unos cuantos tipos repugnantes, y él que brilló hasta ex-
tenuarse y desplumarse
mientras a pesar suyo esos gritos de protesta, necesariamente bien
articulados
y qué, acaso, ¿era el vacío su auditor? regresaban
a sus despensas convertidos en artículos de consumo
por aquellos a quienes se dirigían esos gritos
gente laboriosa en su ociosidad y pacientes
y por lo mismo, los únicos amantes
de la belleza, la gata del Olimpo.
Las siete vidas del poeta bastan y sobran
para convertir a un terrorista en un hombre de orden
pero la Literatura
es de por sí lo contrario de un verdadero escándalo
a lo sumo una buena inversión de la historia
para los raros momentos en que se repliega la barbarie
y el heroísmo de la oposición deja de ser sobreestimado
los espíritus sensibles brotan entonces como hongos
conmovidos por el testimonio de los tiempos oscuros.
Hay una culpa que despunta a diario con el sol
Hay una culpa que despunta a diario con el sol
Una mancha de sombra que llama a cada cosa
por su nombre oscuro en un murmullo de números,
y la ciudad toma a ratos el aspecto de un gran patio sombrío.
Agentes de la culpa la pesan en sus balanzas
dudosamente precisas como en un mercado que se abarrotara en un día de hambre.
Nadie sabe quién es en medio de la distribución
todos son tribunales jueces testigos inculpados
Que otra vez no resulte sospechoso vivir.
En que no se parecen la separación y la muerte
En qué no se parecen la separación y la muerte.
Nos acostumbramos a ellas por igual,
pero el tiempo se encarga de los muertos y la memoria trabaja
limpiamente y en paz en lo que a ellos respecta;
mientras que esta tarea se duplica
cuando no hay una tumba de por medio
y la memoria se confunde con el proyecto de un crimen.
Poesía
Poesía, qué amigos para un club del lenguaje
somos los inocentes, estos trabajadores
ociosos de la voz, fatigados de oírse
en largos recitales salivosos:
sociedad de socorro y puñaladas mutuas;
la vida pasa así como en carreta
coronada de lenguas viperinas
y es dulce, al fin y al cabo, darnos curso
-tempestades de amor en un vaso de odio-,
temores y esperanzas en esos libros
que a veces alguien lee para matar el tiempo
-literatura!-delicadamente.
Pero el mundo no es todo palabras y palabras
Mundo, tu peso atroz
lo siento a ratos como si me fuera
a reventar las vísceras.
Mundo del hongo el hongo es tu cerebro,
y el mío, a ratos, célula
de la horrible corteza de humo en llamas
del gran resplandecido que podría
reducirnos al último suspiro de los cielos
y en la tierra, olvidada de su nombre
polvo fuéramos, dichoso
valle de lágrimas, diré
por decir algo, el hueso en que brillara
por su ausencia de fósil la señal
del esqueleto mismo de la muerte
el eslabón perdido de la muerte.
Esto parecería lo saludable ahora;
que el mundo, reducido a un juego de palabras,
se volatizara suavemente
leyéndose a sí mismo. Poetas electrónicos
cuya crueldad lo imaginará todo
conjurando el peligro de los hechos.
Cohetería: torres de marfil
lanzadas, en silencio mortal, hacia la luna,
y a cargo nuestro, amables poetas provincianos,
lo que se llama el curso de la historia
para torcerlo en mil y un riachuelos.
La acción: el pulimento del guijarro
todo canto plural del agua dulce,
y el murmurar de lenguas viperinas.
Un buen verso no hace...
Un buen verso no hace el verano del poema
ni tampoco la ciencia o la paciencia
la situación del sol es lo que importa
y la naturaleza del terreno.
Poeta, no eres dueño de la tierra que pisas
Un vicio de Lesa Majestad
te insinuará que tapes con un dedo el sol;
recuerda: las sagradas escrituras murieron
No hay cómo equivocarse de lugar:
a una vertiginosa distancia del sol
y a unos cuantos dedos de la tierra,
en un terreno común.
Luego escribe un buen verso
y haz circular en ti como un sorbo de vino
la ciencia y la paciencia.
Enrique Lihn - Definición de un artista poligenérico
por Daniel Rojas Pachas
Enrique Lihn (Santiago, 1929 - Santiago, 1988) fue un escritor, autor de una veintena de poemarios, tres novelas, dos colecciones de cuentos; fue pintor, dibujante de cómic, performista, artista plástico, dramaturgo, libretista, académico y crítico con una destacada producción ensayística que podemos encontrar compilada en dos extensos tomos, el libro El circo en llamas (1997) preparado por Germán Marín y que abarca sus crónicas y ensayos sobre literatura y Textos de arte del 2008, recopilación anotada que realizó Adriana Valdés y Ana María Risco, la cual comprende los escritos de Lihn sobre fotografía, cine y pintura.
Enrique Lihn es un creador poligenérico, sin embargo, es reconocido por su poesía. Destacados críticos chilenos como Pedro Lastra, Cedomil Goic, Soledad Bianchi, Carmen Foxley, Nelly Richard y Grinor Rojo destacan su obra escrita en verso, siendo ubicado dentro de Chile a la par de Gonzalo Rojas, Jorge Teillier, Miguel Arteche y Nicanor Parra, de los cuales fue contemporáneo. Cedomil Goic sobre el registro de los más importantes poetas nacionales señala:
En diccionarios o manuales debe destacarse los más significativos por su producción y la calidad de su obra. Los más relevantes deben ser objeto de monografías ambiciosas, documentales e interpretativas. Entre ellos, Gabriela Mistral, Carlos Pezoa Veliz, Pedro Prado, Rosamel del Valle, Ángel Cruchaga Santa María, Juvencio Valle, Nicanor Parra, Gonzalo Rojas, Humberto Díaz Casanueva, Enrique Lihn, Miguel Arteche, Jorge Teillier, Gonzalo Millán (Goic, cit. en Gotschlich, p. 322).
En Hispanoamerica su poesía es considerada[1] a la altura de la obra de José Emilio Pacheco, Carlos Germán Belli y Jaime Gil de Biedma. Para el crítico peruano Julio Ortega: “En la poesía de Belli, como en la obra poética de Lihn, Antonio Cisneros y José Emilio Pacheco, el poeta ya no es el héroe de la subjetividad epifánica, como lo es en el modernismo, sino el antihéroe del coloquio marginal, despojado y guiñolesco, sin otra función social que el escarnio y el humor crítico” (Ortega, pp. 416-417).
Entre los poemarios de Lihn destacan, La pieza oscura (1963), Escrito en Cuba (Premio Casa de las Américas 1966), La musiquilla de las pobres esferas (Premio Municipal de Santiago 1970), A partir de Manhattan (Beca Guggenheim 1978) y Diario de muerte (1989).
Su producción poética enmarcada dentro de la generación chilena del cincuenta[2], ha sido traducida a múltiples lenguas, así como antologada y comentada en distintos países, sin embargo, su producción narrativa no ha corrido con la misma suerte. Esta página busca, revalorar al autor en sus múltiples dimensiones y proporcionar material de diversa índole, que permita a nuevas generaciones de lectores y críticos acceder a la escritura lihneana, a través de una puesta en escena crítica y de libre acceso.
Al dialogar con Marlene Gottlieb en 1983, Lihn se declara un retórico confeso y un practicante de un arte de la palabra que busca convertir la literatura en tema de la propia literatura. Su búsqueda como autor, consistió en transformar dicha práctica en una poética, la cual ejerció con especial ahínco en la poesía, sin ignorar los otros géneros por los cuales transitó como creador. En esa entrevista, dice no entender la literatura, sea cual sea la forma que tome: poesía, ensayo o narrativa, como un alejamiento de lo real, pues si bien él no persigue documentar con sus textos de modo verídico, el trabajar con el lenguaje es ya acercarse a la realidad y ponerla en entredicho. Esto se puede complementar con lo que señala a Marcelo Coddou, respecto a su obra: "una literatura que habla de sí misma. Pero, así lo espero, no como la mera pretensión meta-literaria, sino a partir de una crisis y de una crítica de la noción de realidad" (Lihn, cit. en Coddou, p. 142).
Referencias
Coddou, Marcelo, “A la verdad por lo imaginario. Entrevista con Enrique Lihn.”, en Texto Crítico, núm. 11, 1978, pp. 136-157.
Gotschlich, Guillermo, "Entrevista a Cedomil Goic" en Revista Chilena de literatura, núm. 75, 2009, pp.317-323.
Gottlieb, Marlene, "Entrevista: Enrique Lihn", en Hispamérica, núm. 36, 1983, pp. 35-44.
Ortega, Julio, "El postmodernismo en América Latina". Homenaje a Alfredo Roggiano. En este aire de América, Eds. Keith McDuffie y Rose Minc. Pittsburgh, Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, 1990, pp.407-420.
[1] Para más información, respecto a la poesía de Enrique Lihn recomiendo consultar: Enrique Lihn: Escritura excéntrica y modernidad (Editorial Universitaria, 1995) de Carmen Foxley y Lengua muerta. Poesía, post-literatura y erotismo en Enrique Lihn (Altazor, 2012) de Luis Correa Díaz. Para revisar su poética en relación a la poesía hispanoamericana y chilena son recomendables los libros: El diálogo entre la poesía de Enrique Lihn y Jorge Teillier: la ciudad y el pueblo (University of Oregon, 1993) de Oscar Sarmiento, La ilusión de la diferencia. La poesía de Enrique Lihn y de Jaime Gil de Biedma (Editorial La Noria, 1995) de María Nieves Alonso y Mario Rodríguez y Lugar incómodo: poesía y sociedad en Parra, Lihn y Martínez (Ediciones Alberto Hurtado, 2010) de Matías Ayala. En cuanto a la narrativa de Enrique Lihn, recomiendo mi libro El arte de la cháchara - La poética de lo abigarrado en las novelas de Enrique Lihn
[2] Disímil grupo de escritores compuesto por los narradores José Donoso, Jorge Edwards, Claudio Giaconi, Guillermo Blanco y los poetas Miguel Arteche, Enrique Lihn, Jorge Teillier y Armando Uribe. También se destacan, los dramaturgos Egon Wolff y Sergio Vodanovic, el ensayista Martín Cerda y el artista multidisciplinario Alejandro Jodorowsky, entre muchos otros. Hay dos criterios predominantes para establecer este bloque generacional, uno propuesto por el narrador Enrique Lafourcade en 1954. Lafourcade en la Antología del nuevo cuento chileno de 1954 y Cuentos de la Generación del 50 publicado en 1959, funge el rol de gestor de este fenómeno literario que conmocionó al medio intelectual nacional por su ruptura y experimentación ante al criollismo de la generación anterior, denominada del 38. El segundo criterio nominal es propuesto por Cedomil Goic, quien aplica el criterio generacional histórico de José Ortega y Gasset. Cedomil Goic bautiza a este grupo de autores nacidos en 1930 como Generación de 1957. A grandes rasgos se caracteriza a estos creadores por su escepticismo radical frente a la vida, debido a los cambios que experimenta el mundo tras las guerras mundiales, un marcado existencialismo y una postura crítica respecto al campo cultural y sus propios procesos de escritura.
Homenaje rendido a Nicanor Parra al cumplir setenta años [registro sonoro].
Participa Cristián Huneeus - Lectura de una misiva enviada por Enrique Lihn en calidad de su alter ego Gerardo de Pompier.