Cinco poemas de Enrique Lihn

Enrique Lihn




 Literatura


Cuando me encuentro con otros escritores

no hacemos más que hablar como buenos o malos funcionarios

de la Literatura: a uno lo publica

Siglo XXI, y a otro, como a mí, Centro Editor

no le pagará nunca sus derechos de autor; cuando me encuentro 

con la Literatura no me saco el sombrero, quiero a mis amigos

pero ninguno de nosotros llegará muy lejos: más acá del horizonte

donde brillan quienes llamaría un imbécil

los astros de primera magnitud.

Cuando me encuentro con los astros de primera magnitud

y esos pavos reales brillan con la debida discreción

yo los invitaría a vomitar, porque escribir también como ellos

es ejercer el oficio más blando. Cuando me encuentro conmigo

mismo

frente al papel en blanco pienso en pavos reales

y trato al menos de no ser brillante, pero escribo

en la medida en que odio a la literatura,

y a los autores jóvenes me gustaría gritarles

basta de farsas, ustedes entrarán también en el negocio

porque la literatura es el oficio más blando

también para quienes lo practican con odio. Miren cómo se eclipsa

un astro de primera magnitud y no pongan, en cambio

por ustedes mismos las manos al fuego Nadie ha dejado aquí

           de cumplir con su deber

salvo unos cuantos tipos repugnantes, y él que brilló hasta ex-

           tenuarse y desplumarse

mientras a pesar suyo esos gritos de protesta, necesariamente bien

         articulados

y qué, acaso, ¿era el vacío su auditor? regresaban

a sus despensas convertidos en artículos de consumo

por aquellos a quienes se dirigían esos gritos

gente laboriosa en su ociosidad y pacientes

y por lo mismo, los únicos amantes

de la belleza, la gata del Olimpo.

Las siete vidas del poeta bastan y sobran

para convertir a un terrorista en un hombre de orden

       pero la Literatura

es de por sí lo contrario de un verdadero escándalo

a lo sumo una buena inversión de la historia

para los raros momentos en que se repliega la barbarie

y el heroísmo de la oposición deja de ser sobreestimado

los espíritus sensibles brotan entonces como hongos

conmovidos por el testimonio de los tiempos oscuros.






Hay una culpa que despunta a diario con el sol


Hay una culpa que despunta a diario con el sol

Una mancha de sombra que llama a cada cosa

por su nombre oscuro en un murmullo de números,

y la ciudad toma a ratos el aspecto de un gran patio sombrío.


Agentes de la culpa la pesan en sus balanzas

dudosamente precisas como en un mercado que se abarrotara en un día de hambre.

Nadie sabe quién es en medio de la distribución

todos son tribunales jueces testigos inculpados


Que otra vez no resulte sospechoso vivir.





En que no se parecen la separación y la muerte


En qué no se parecen la separación y la muerte.

Nos acostumbramos a ellas por igual,

pero el tiempo se encarga de los muertos y la memoria trabaja

limpiamente y en paz en lo que a ellos respecta;

mientras que esta tarea se duplica

cuando no hay una tumba de por medio

y la memoria se confunde con el proyecto de un crimen.





Poesía



Poesía, qué amigos para un club del lenguaje

somos los inocentes, estos trabajadores 

ociosos de la voz, fatigados de oírse

en largos recitales salivosos:

sociedad de socorro y puñaladas mutuas;

la vida pasa así como en carreta

coronada de lenguas viperinas

y es dulce, al fin y al cabo, darnos curso

-tempestades de amor en un vaso de odio-,

temores y esperanzas en esos libros

que a veces alguien lee para matar el tiempo

-literatura!-delicadamente.


Pero el mundo no es todo palabras y palabras

Mundo, tu peso atroz

lo siento a ratos como si me fuera

a reventar las vísceras.

Mundo del hongo el hongo es tu cerebro,

y el mío, a ratos, célula

de la horrible corteza de humo en llamas

del gran resplandecido que podría

reducirnos al último suspiro de los cielos

y en la tierra, olvidada de su nombre

polvo fuéramos, dichoso

valle de lágrimas, diré

por decir algo, el hueso en que brillara

por su ausencia de fósil la señal

del esqueleto mismo de la muerte

el eslabón perdido de la muerte.

Esto parecería lo saludable ahora;

que el mundo, reducido a un juego de palabras,

se volatizara suavemente

leyéndose a sí mismo. Poetas electrónicos 

cuya crueldad lo imaginará todo

conjurando el peligro de los hechos.

Cohetería: torres de marfil

lanzadas, en silencio mortal, hacia la luna,

y a cargo nuestro, amables poetas provincianos,

lo que se llama el curso de la historia

para torcerlo en mil y un riachuelos.

La acción: el pulimento del guijarro

todo canto plural del agua dulce,

y el murmurar de lenguas viperinas.




Un buen verso no hace...


Un buen verso no hace el verano del poema

ni tampoco la ciencia o la paciencia

la situación del sol es lo que importa

y la naturaleza del terreno.

Poeta, no eres dueño de la tierra que pisas

Un vicio de Lesa Majestad

te insinuará que tapes con un dedo el sol;

recuerda: las sagradas escrituras murieron

No hay cómo equivocarse de lugar:

a una vertiginosa distancia del sol

y a unos cuantos dedos de la tierra,

en un terreno común.

Luego escribe un buen verso

y haz circular en ti como un sorbo de vino

la ciencia y la paciencia.





daniel rojas pachas

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