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jueves, diciembre 29, 2011
Enrique Lihn: Si se ha de escribir correctamente poesía
Si se ha de escribir correctamente poesía
no basta con sentirse desfallecer en el jardín
bajo el peso concertado del alma o lo que fuere
y del célebre crepúsculo o lo que fuere.
El corazón es pobre de vocabulario.
Su laberinto: un juego para atrasados mentales
en que da risa verlo moverse como un buey
un lector integral de novelas por entrega.
Desde el momento en que coge el violín
ni siquiera el Vals triste de Sibelius,
permanece en la sala que se llena de tango.
Salvo honrosas excepciones las poetisas uruguayas
todavía confunden la poesía con el baile
en una mórbida quinta de recreo,
o la confunden con el sexo o la confunden con la muerte.
Si se ha de escribir correctamente poesía
en cualquier caso hay que tomarlo con calma.
Lo primero de todo: sentarse y madurar.
El odio prematuro a la literatura
puede ser de utilidad para no pasar en el ejército
por maricón, pero el mismo Rimbaud
que probó que la odiaba fue un ratón de biblioteca,
y esa náusea gloriosa le vino de roerla.
Se juega al ajedrez
con las palabras hasta para aullar.
Equilibrio inestable de la tinta y la sangre
que debes mantener de un verso a otro
so pena de romperte los papeles del alma.
Muerte, locura y sueño son otras tantas piezas
de marfil y de cuerno o lo que fuere;
lo importante es moverlas en el jardín a cuadros
de manera que el peón que baila con la reina
no le perdone el menor paso en falso.
Quienes insisten en llamar a las cosas por sus nombres
como si fueran claras y sencillas
las llenan simplemente de nuevos ornamentos.
No las expresan, giran en torno al diccionario,
inutilizan más y más el lenguaje,
las llaman por sus nombres y ellas responden por sus nombres
pero se nos desnudan en los parajes oscuros.
Discursos, oraciones, juegos de sobremesa,
todas estas cositas por ·las que vamos tirando.
Si se ha de escribir correctamente poesía
no estaría de más bajar un poco el tono
sin adoptar por ello un silencio monolítico
ni decidirse por la murmuración.
Es un pez o algo así lo que esperamos pescar,
algo de vida, rápido, que se confunde con la sombra
y no la sombra misma ni el Leviatán entero.
Es algo que merezca recordarse
por alguna razón parecida a la nada
pero que no es la nada ni el Leviatán entero
ni exactamente un zapato ni una dentadura postiza.
En Antología de la poesía hispanoamericana
Selección de Juan Gustavo Cobo Borda
México, FCE, 1985
lunes, diciembre 26, 2011
Parra por Lihn
martes, diciembre 06, 2011
miércoles, noviembre 30, 2011
Enrique Lihn - La Efímera Vulgata
martes, noviembre 08, 2011
LA FELIZ CONCRECIÓN DE UNA INDEFENSA, DE UNA PRECARIA INCOMPLETUD: NOTAS SOBRE LA POÉTICA DE ENRIQUE LIHN
LA FELIZ CONCRECIÓN DE UNA INDEFENSA, DE UNA PRECARIA INCOMPLETUD: NOTAS SOBRE LA POÉTICA DE ENRIQUE LIHN 1
lunes, noviembre 07, 2011
Web Poeta Enrique Lihn con su versión en facebook
http://www.facebook.com/pages/Poeta-Enrique-Lihn/260148317370943
Vísitela y sea seguidor de la web y sus novedades en torno al autor y su obra.
visite igualmente: poetaenriquelihn.blogspot.com
domingo, noviembre 06, 2011
viernes, noviembre 04, 2011
miércoles, noviembre 02, 2011
Batman en Chile en Lima (Ponencia en Congreso CELACP - Orden de lo fantástico 2011)
lunes, octubre 17, 2011
BELLA ÉPOCA por ENRIQUE LIHN
Y los que fuimos tristes, sin saberlo, una vez,
antes de toda historia: un pueblo dividido
—remotamente próximos— entre infancias distintas.
Los que pagamos con la perplejidad nuestra forzada
permanencia
en el jardín cuando cerraban por una hora la casa,
y recibimos
los restos atormentados del amor bajo la especie de
una «santa paciencia»
o la ternura mezclada
al ramo de eucaliptus contra los sueños malsanos.
«Tú eres el único apoyo de tu pobre madre; ya ves
cómo ella se sacrifica por todos».
«Ahora vuelve a soñar con los ángeles». Quienes
pasamos el superfluo verano
de los parientes pobres, en la docilidad, bajo la
perversa mirada protectora
del gran tío y señor; los que asomamos la cara
para verlo
dar la orden de hachar a las bestias enfermas,
y el cabeceo luego
de su sueño asesino perfumado de duraznos.
Frágiles, solitarios, distraídos: «No se me ocurre
qué, doctor», pero obstinados
en esconder las manos en el miedo nocturno, y en
asociarnos al miedo
por la orina y a la culpa por el castigo paterno.
Los que vivimos en la ignorancia de las personas
mayores sumada a nuestra propia ignorancia,
en su temor a la noche y al sexo alimentado de
una vieja amargura
—restos de la comida que se arroja a los gorriones—.
«Tú recuerdas únicamente lo malo, no me
extraña:
es un viejo problema de la familia». Pero no,
los que fuimos
minuciosamente amados en la única y posible
extensión de la palabra
que nadie había dicho en cincuenta años a la redonda,
pequeñas caras impresas sellos de la alianza.
Sí, verdaderamente hijos de la buena voluntad, del
más cálido y riguroso estoicismo. Pero,
¿no es esto una prueba de amor, el
reconocimiento
del dolor silencioso que nos envuelve a todos?
Se transmite, junto a la mecedora y el reloj de
pared, esta inclinación a la mutua
ignorancia,
el hábito del claustro en que cada cual prueba,
solitariamente, una misma amargura. Los
que nos prometíamos
revelarnos el secreto de la generación en el día del
cumpleaños: versión limitada a la duda
sobre el vuelo de la cigüeña y al préstamo
de oscuras palabras sorprendidas en la
cocina, sólo a esto
como regalar un paquete de nísperos, o en casa
del avaro
la alegría del tónico que daban de postre.
«Han-fun-tan-pater-han»
Sí, el mismo pequeño ejemplar rizado según una
antigua costumbre, cabalgando, con gentil
seriedad, las interminables rodillas del
abuelo paterno.
(Y es el momento de recordarlo. Abuelo, abuelo que
según una antigua costumbre infundiste el
respeto temeroso entre tus hijos
por tu sola presencia orgullosa: las botas altas y el
chasquido del látigo para el paseo matinal
bajo los álamos.
Niño de unas tierras nevadas que volvieron por ti
en el secreto de la vejez solitaria
cuando los mayores eran ahora los otros y tú el hombre
que de pronto lloró
pues nadie lo escuchaba volver a sus historias.)
«Han-fun-tan-pater-han»
El mismo jinete de las viejas rodillas. «No hace
más de dos años; entonces se pensaba
que era un niño demasiado sensible».
Los primeros en sorprendernos de nuestros propios
arrebatos de cólera o crueldad
esa vez, cuando el cuchillo de cocina pasó sesgando
una mano sagrada
o la otra en que descuidamos las brasas en el suelo,
en el lugar de los juegos descalzos;
flagrantes victimarios de mariposas embotelladas:
muerte por agua yodurada, aplastamiento de las
larvas sobre la hierba y caza
de la lagartija en complicidad con el autor de la
muerte
por inflación en el balde. Muerte por emparejamiento
de las grandes arañas en el claustro de vidrio, y
repentinamente la violencia
con los juguetes esperados durante el año entero.
«Se necesita una paciencia de santa».
Los que habíamos aprendido a entrar en puntillas
al salón de la abuela materna; a no
movernos demasiado, a guardar un silencio
reverente: supuesta inclinación
a los recuerdos de la Bella Época ofrecidos al cielo
sin una mota de polvo junto al examen de
conciencia y al trabajo infatigable en el
hormiguero vacío
y limpio, limpio, limpio como el interior de un
espejo que se trapeara por dentro: cada
cosa numerada, distinta, solitaria.
Los últimos llamados en el orden del tiempo, pero
los primeros en restablecer la eternidad,
«Dios lo quiera»,
en el desorden del mundo, nada menos que esto;
mientras recortábamos y pegoteábamos
papeles de colores:
estigmas de San Francisco y cabelleras de Santa Clara
—gente descalza en paisajes nevados—,
y se nos colmaba, cada vez, de un regalo diferente:
alegorías de un amor Victoriano:
la máquina de escribir y la vitrola. Los que nos
educamos en esta especie de amor a lo
divino, en el peso de la predestinación y
en el aseo de las uñas;
huéspedes respetuosos y respetados a los seis años;
confidentes de una angustia sutil,
discípulos suyos en teología.
Listos, desde el primer momento, para el cocimiento
en el horno de la fe atizado por Dios y
por el Diablo, bien mezclada la harina
a una dosis quizá excesiva de levadura;
rápidamente inflados al calor del catecismo. Los
que, en lugar de las poluciones nocturnas,
conocimos el éxtasis, la ansiedad por asistir
a la Misa del Gallo, el afán proselitista
de los misioneros, el miedo
a perder en la eternidad a los seres queridos, el
vértigo de la eternidad cogido al borde
del alma: un resfrío abisal, crónico
e inefable;
inocuos remordimientos de conciencia como los
dolores de los dientes de leche; el incipiente
placer de la autotortura
bajo un disfraz crecedor, con las alas hasta el suelo.
En el futuro la brevedad de un Nietzche de
manteca, cocinado en sí mismo; el tránsito
de Weininger perseguido por un fantasma
sin alma. Ahora el lento girar en torno
a la crucifixión,
oprimidos en el corazón, Adelgazados en la sangre.
Caldeados en el aliento.
sábado, septiembre 24, 2011
Artículo sobre Enrique Lihn en Multitud número 5 (Revista Chilena-Impresa)

Multitud frente a las movilizaciones (Por un salario social estudiantil) + Protestas en España + Traducciones de Maïakovski + Por una Universidad de los común + Mucho más
PARTICIPARON EN MULTITUD N°5 con sus obras y creaciones:
Toni Negri, José Miguel Varas, Gigi Rogero, María Emilia Tijoux, Jordi Lloret, Tatiana Zentsova, Eloísa Vicuña Kahler, Samuel Espíndola Hernández, Aguilera, Bruno Lloret, A.U., Dan Berezín, Ely Orrego Torres, Arturo Aguilera, Paulo Slachevsky, Francisco Ide Wolleter, Daniel Wasserman Köbbert, Daniel Rojas Pachas, Alejandro Polanco, João Gonçalves, Ale Montecinos Chinasudaka, Estelí Slachevsky, Natalia Slachevsky y Nicolás Slachevsky
martes, agosto 23, 2011
Artículo sobre Enrique Lihn en Delirium Tremens número 4
Aparición de la revista literaria de alcance internacional Delirium Tremens número 4 (Edición 1er aniversario)
Saludos,
La revista literaria de alcance internacional Delirium Tremens (ISSN 2219-391X) número 4 (Edición 1er aniversario), ya se encuentra en línea en su formato virtual (online) y puede acceder a ella de manera gratuita desde el blog de nuestra revista. Les recordamos que si reside en Lima, la revista también se encuentra publicada de manera física (formato artesanal) y se presentará oportunamente en el mes de setiembre de 2011.
Si desea adquirir un ejemplar de la misma, no dude contactarse con nosotros: artesinlucro@gmail.com RECUERDE QUE APOYAR ESTE PROYECTO, ES DAR VIDA A NUEVOS NÚMEROS, ESPACIO Y DINAMISMO A LA DIFUSIÓN LITERARIA DE MANERA PERMANENTE
Síganos en facebook:
www.facebook.com/pages/Revista-Literaria-Delirium-Tremens/260919240585557
Ingrese a nuestro blog para ver la presente edición:
Revista Literaria Delirium Tremens número 4:
http://revistadeliriumtremens.blogspot.com/2011/08/aparicion-de-la-revista-literaria-de.html
ÍNDICE DE LA PRESENTE PUBLICACIÓN
Gritos etéreos (Poesía):
Roger Santiváñez 8/ Mirtha Pecho 10/ David Fernández Rivera 11/ Iván Fernández Frías 12/ Alfredo Coello Peralta 13/ Paulo César Caffo Palacios 14/ Alicia del Águila Peralta 15/ Pamela Rodríguez 16/ Sergio Gabriel Lizárraga 17/ Vanessa Navarro Reverte 18/ Denis Castañeda 19/ María Inés Aldao 21/ Andrea Cabel 23/ Daniel Irineo 25/
Obituarios del silencio (Narrativa):
Rolando Revagliatti 28/ Peregrina Varela 30/ Andrea Zurlo 33/ Roger Alexander Román de la Cruz 35/ Fernando Morote 37/ Álvaro Valderas 40/
Oráculos de arena (Ensayos y Artículos):
Enrique Lihn vs la caja idiota
Por: Daniel Rojas Pachas 42/
Ante la ausencia de la ley. Aproximación al micro cuento “Ante la Ley” de Franz Kafka
Por: John Fredy Vélez Díaz 50/
Papiros de carne (Reseñas):
El arribo de un éxtasis violento
César Pineda Quilca 60/
La lluvia detiene
Roy Dávatoc 60/
Efecto secundario
Varios Autores 61/
Carne
Daniel Rojas Pachas 61/
Primera muerte inédita
Karina Moscoso 62/
La Caída
Ulises Pastor Barreiro 62/
Polvos ilegales, agarres malditos
Fernando Morote 63/
Versos de azul. Poemas junto al mar y un soneto de emoción
Juan A. Pellicer 63/
Guardián de acantilados
Joe Montesinos 64/
Historias del Barrio
Marcelo Nasra 64/
Agradecemos la participación de todos lo que enviaron su colaboración y los invitamos a participar en próximas ediciones de nuestra revista. NO OLVIDE QUE LA MEJOR FORMA DE APOYAR CON ESTA REVISTA ES DIFUNDIÉNDOLA A TODOS LOS QUE PUEDA DIFUNDIR. Y POR SUPUESTO APOYAR DIRECTAMENTE COMPRANDO UN EJEMPLAR DE LA MISMA.
Un fuerte abrazo,
Paolo Astorga
Director de la revista Delirium Tremens
http://revistadeliriumtremens.blogspot.com/
Blog personal de Paolo Astorga:
http://sinllegaraloinvisible.blogspot.com/
Nota: Esta revista se edita de manera híbrida tanto en papel de manera artesanal en la ciudad de Lima y en formato virtual a través de la siguiente dirección:
http://revistadeliriumtremens.blogspot.com
Para envíos de libros, revistas u otros, nuestra dirección postal es:
Sr. Paolo Astorga
Av. Malecón Checa 557
San Juan de Lurigancho
Lima 036, Lima-Perú
Puede descargar los números anteriores de la revista:
Número 3:
http://revistadeliriumtremens.blogspot.com/2011/03/aparicion-de-la-revista-literaria-de.html
Número 2:
http://revistadeliriumtremens.blogspot.com/2010/11/revista-literaria-delirium-tremens.html
Número 1:
http://revistadeliriumtremens.blogspot.com/2010/09/revista-literaria-delirium-tremens.html
jueves, agosto 11, 2011
viernes, julio 22, 2011
Para Mauricio Wacquez (por Enrique Lihn)
Para Mauricio Wacquez (por Enrique Lihn)
Visite: http://poetaenriquelihn.blogspot.com/
Quizá sea yo homosexual
Incestuoso soy de todas maneras
Amo a mi madre y a mi hija.
A aquélla en el lugar que no hay
Y que desapareció –atópico– bajo la presión de todos los lugares
Y que cedió desde el primer momento, el de mi vagido primero,
A la voracidad del tiempo.
A mi hija la he amado oficiosamente bajo la Ley del Incesto
No como un vulgar creyente sino como un envarado monaguillo.
De los fantasmas de ellas dos se han alimentado mis amores
Vagamente culpables terriblemente celosos.
Mis amores hasta ahora se han visto entristecidos
Por el reflejo culposo de sombras inexistentes.
Hasta ahora en que ha estallado Filis
Como un rayo de primavera devorando con su llama
El árbol negro de la Ley tristemente fálico
Reseco a fuerza de imprimir su sombra con tinta indeleble
Y de ramifi carla, a su alrededor, con nuevas tenacillas.
Qué vela –dirás tú– tengo en este entierro
En esta quizá ilusoria resurrección
De una momia viviente.
Ninguna, en cierto modo, salvo el frágil puente reconstituido
Verdaderamente de una vieja amistad liberada, Mauricio,
Que eventualmente debe provocar en el monaguillo
Esa contradictoria ambigüedad declarada
Un oxímoron pero algo más que un tropo:
Una figura viviente
De la que haces ostentación como en esos juegos pánicos
El Ello en letra viva
La escritura que prolonga tu gestualidad bajo el signo (pongámonos
cómodos con los emblemas de mierda)
De una estrella andrógina
Que alumbra gracias a la oscuridad que irradia
La Ley y la Anti Ley:
Eres en esta frase la conjunción copulativa.
Una fi gura emblemática: Tiresias, la Afrodita Barbuda.
Una exclamación exultante: Conchudo.
Una declaración a la prensa: Yo ingresaría a la Women’s Lib
sino me rechazaran
Algunas mujeres demasiado machistas.
Una obra: Frente a un Hombre Armado.
Un animal imaginario: La serpiente uterina
Que me sonríe en el fondo de su caparazón
El huevo filosofal
Del que entras y sales cuantas veces quieres.
Presente en: GUTIÉRREZ
viernes, julio 08, 2011
Enrique Lihn: Prólogo al libro Los Dones Previsibles de Stella Díaz Varín
Leer el prólogo en alta calidad y el libro en el siguiente link.
Visite: http://poetaenriquelihn.blogspot.com/
martes, junio 14, 2011
[La poesía no sirve para nada: la literatura y su función]. Por Víctor Quezada
El siguiente texto escrito por Víctor Quezada trata de averiguar las connotaciones de la función de la literatura en la sociedad a través de una pequeña revisión del poema Escrito en Cuba del poeta chileno Enrique Lihn.
Bajo dicha perspectiva, no se esperaría sino que las preocupaciones contemporáneas de la sociedad se vean reflejadas en la literatura y que esta sea un instrumento de restitución. Como vemos, la pregunta por la literatura y su función es paradójica. Al afirmarla como un discurso válido, debemos reconocer que está cruzado por otros discursos de mayor jerarquía que invalidan su pertinencia. De esta manera, aceptamos que el lugar de la literatura es el lugar de la imposición ideológica sobre los signos; la tensión de al menos dos retóricas que se suponen exclusivas.
En este sentido, la literatura es imposible. Recordemos para estos efectos una clásica novela latinoamericana: La Vorágine del colombiano José Eustasio Rivera. El narrador de esta novela, Arturo Cova, es un personaje romantizado, representante de la recepción de la modernidad europea, puro individualismo, que debe emprender un viaje a la selva en donde observa la explotación y violencia que sufren los trabajadores del caucho. Su lenguaje, en este viaje, debe transformarse, ir adaptándose al lenguaje de la selva, su lengua debe perderse pues no es válida en ese contexto que supera su propia individualidad, el concepto de su existencia. Y ese sujeto romantizado de la primera parte de la novela desaparece y emerge la brutalidad de la selva que habla por él.
La solución de esta confrontación de realidades, que es la representación de la tensión de dos retóricas de la que hablamos más arriba, solo está dada por la muerte. Nosotros sabemos esta historia, nos es posible leerla a pesar del deceso del narrador, porque en realidad estuvimos leyendo el registro de los hechos realizados en un diario por Arturo Cova; según entendemos en el epílogo.
Lo interesante de esta novela es que, en el mismo movimiento en que se desplaza a la literatura dentro de la jerarquía social, en virtud de suscitar una particular denuncia, se la reafirma, ya que la única manera de conocer toda esa realidad de injusticia es a través de ella. Ese viaje es sugestivo, la literatura si existe, debiese existir a expensas de su muerte.
Escrito en Cuba
Enrique Lihn llegó a La Habana con un creciente prestigio tras haber ganado en 1966 el Premio Casa de las Américas por su obra Poesía de paso, allí vivió durante dos años (1967 y 1968) y alcanzó a redactar en su mayor parte el libro Escrito en Cuba (1969). La influencia que la isla y su contexto político tuvieron sobre el poeta fue de gran trascendencia, llevándolo a encontrar un giro radical en su escritura pues, según las palabras del propio Lihn:
“Hago o trato de hacer ahora una poesía dirigida a un auditorio o hasta capaz de moverse en un escenario. Una poesía casi discurso, casi teatro, dispuesta a hablar de todo en todos los tonos y desde distintos ángulos. A la vez pública y privada, objetiva y subjetiva, razonable y delirante. Creo que algo de esto puede verse en Escrito en Cuba” (citado en Santiváñez 188).
Sin dudas, el especial contexto que se vivía por ese entonces en la isla –con sus fervientes intentos de teorizar una literatura que fuera parte del proceso revolucionario y que redundó en la posibilidad de unir vanguardia literaria y vanguardia política- llevaron a este cambio en la poesía de Lihn.
Sustraída de los temas y la retórica tradicionales de la poesía que por ese entonces tenía vigencia en el suelo chileno, en Escrito en Cuba encontramos una expresión móvil y cercana al fenómeno de la oralidad o, para ser más exactos, más cercana a ciertos modos del discurso oral que se representan en la introducción de conversaciones y giros idiomáticos regionales, así como en la extensión del horizonte de recepción que se construye en el poema: desde la simpleza del tú que refiere a la figura de la amada: “este poema empieza por un verso maligno en lugar de arrojarse como un hambriento sobre tu belleza” (Lihn 21); hasta el receptor grupal del auditorio y sus alocutarios indirectos: los poetas, los críticos, etc.
Todo esto como un proyecto contra la sublimación de la literatura que representaba el romanticismo y el surrealismo de gran vigencia en la primera mitad del siglo XX en Chile, pues en la medida en que esa sublimación se volvía un simulacro de la autonomía discursiva de la literatura o llegaba a confundirse con ella, corría el peligro de alejarse de la trama de la historia:
Dejarías detrás de ti, si procuraras acortar esa distancia, un hilo de baba por todo testimonio,
un ramillete de poesías líricas;
el mundo cambia a su manera, y la historia de la poesía como la historia de los pájaros es más bien del dominio de la inmortalidad esto es no afecta en nada al curso de la Historia. (30-31)
La pregunta por lo político en Lihn encuentra en Escrito en Cuba un primer lugar en su obra y el poema trata de responder esta pregunta “acosado por la situación histórica” (Fischer ctd en Santiváñez). El relieve de la relación de mutua necesidad que establece un texto con su contexto sociopolítico es representado en este libro de manera de evidenciar la crisis fundamental del concepto de realidad de la literatura latinoamericana contemporánea y la ruptura del concepto de una literatura inmanente.
Esta teorización sirve como respuesta a la discontinuidad entre literatura y vida (Binns 73) pero viene a manifestar la radical contradicción de su poética de una escritura situada: al tratar de establecer ese puente que uniría arte y vida, texto y contexto, poema y situación de comunicación mediante el recurso de lo metapoético, se subraya la evidente tensión entre la eficacia comunicativa y la eficacia estética del poema.
Lihn, Enrique. Escrito en Cuba. Ediciones Era, México, 1969.
Santibáñez, Roger. Poesía y revolución: Enrique Lihn en La Habana, CIRCA 1968.
Binns, Nial. El narcisismo en Enrique Lihn: autorreflexividad en el amor y en la poesía.
martes, junio 07, 2011
ENRIQUE LIHN: ENTRE POESIA Y EXISTENCIA [por Rodrigo Jara Reyes]
Visite: http://poetaenriquelihn.com/
ENRIQUE LIHN: ENTRE POESIA Y EXISTENCIA
Por Rodrigo Jara Reyes
Enrique Lihn fue un poeta que, a pesar de ser reconocido y estudiado por sus pares a nivel nacional e internacional, es poco leído por el gran público. Las razones: una poesía demasiado literaria, académica, metafísica, difícil para el lector común y también para el lector avezado. Sin embargo, aquel que se atreva con su obra y se afane, encontrará múltiples tesoros, un mundo proyectado a través de la lupa caleidoscópica y descarnada del poeta. Un mundo al que se debiera entrar en la soledad más absoluta, guiado por las señales que deja entrever el juego de luces y sombras de la palabra poética. Vida y poesía: Eduardo Llanos dice que Enrique Lihn, a pesar de su escepticismo respecto del sistema, del poder y del mundo en el que le tocó vivir; “se debe a su oficio poético como el creyente a su fe y el ser vivo a su naturaleza”. Todos los que le conocieron podrían atestiguar la cercanía entre su escritura y su existencia. Esta directa relación entre vida y obra es una de las grandes fortalezas del poeta, le aporta la necesaria credibilidad a su mirada y ese tono de intimidad capaz de atrapar al lector y zarandearlo con golpes de oscura racionalidad e ironía. Fue un autor cercano en palabra y obra a sus congéneres. El mismo Roberto Bolaño, fue testigo y destinatario de su solidaridad para con los poetas más jóvenes. Las cartas de Enrique le ayudaron a soportar la soledad, el abandono, la pobreza e incluso evitaron el suicidio que se veía venir y de paso, salvaron para nosotros al autor de Los detectives salvajes, 2666 y otros tantos libros memorables. En la actualidad, cómo echamos de menos la solidaridad y la consecuencia que nos deja el poeta, sobre todo en un escenario en que las envidias, los intereses creados, las luchas por unas cuantas chauchas, los contubernios, las descalificaciones, son el banquete al que gustan asistir muchos de los poetas de hoy. Y es que no resulta gratuito ser rebelde y franco frente al poder, “un ejemplo de insobornabilidad irrita a tirios y troyanos, a estrategas y soldados, a pontífices y catecúmenos, a críticos y poetas, mayores y menores.” En efecto, cuando las leyes del mercado prevalecen en una sociedad y el valor “dinero” se superpone a todo, los creadores tienen dos opciones: se someten o sufren las consecuencias de su rebeldía. Lihn se mantuvo fiel a su proyecto poético, pero aún así no fue un desconocido ni un poeta maldito o marginal. Su poesía se sobrepuso a los obstáculos, aunque, sigue siendo mucho más conocida fuera que dentro del país. En Chile, ha sido insuficientemente estudiada y poco leída, pero, como dice Llanos, basta con que halla quedado por escrito “Tarde o temprano su obra, arrojada a la soledad como un asteroide en este páramo sublunar, terminará por atraer hacia sí a otras almas más nobles o menos agitadas que las de su tiempo, y entonces sobrevendrá el proceso que verdaderamente hace cultura: el diálogo entre generaciones distintas y distantes, sin apriorismos ni intereses creados.” Tres poemas en clave trascendente.
a)- “La pieza oscura”:
El conjunto de poemas que lleva dicho nombre, marca el inicio del gran vuelo lírico de E. Lihn. Es una obra que proyecta un inmenso vacío existencial, que vive en toda su extensión la caducidad y la muerte, pero que, sin embargo, rescata las potencias del instinto y el delirio tanático, además de estimular una “oscura inteligencia”, que en este caso, guía al poeta en la exploración de lo desconocido. El poema “La pieza oscura” nos muestra un hablante situado en el presente que recuerda un momento clave de su existencia, el inicio de la vida instintiva, de la sexualidad, pero detrás de eso, semioculto; el inicio de la conciencia, de la razón, algo así como la mordida a la manzana primigenia que nos permite el conocimiento del bien y del mal: “Por un momento reinó la confusión en el tiempo. Y yo/ mordí, largamente en el cuello de mi prima Isabel,/ en un abrir y cerrar del ojo del que todo lo ve, como en una/ edad anterior al pecado”. Pero este hablante situado en el presente o en una edad posterior a la sangre originaria, a veces dialoga o simplemente cede su espacio al niño que aún no ha podido dejar atrás: “Nada es bastante real para un fantasma. Soy en parte ese/ niño que cae de rodillas/ dulcemente abrumado de imposibles presagios/ y no he cumplido aún toda mi edad/ ni llegaré a cumplirla como él/ de una sola vez y para siempre.” En el recuento de la situación, el hablante ‘principal’ va comentando, juzgando, pero también deja escapar fuertes chispazos de lucidez interpretativa que atraviesan todo el poema: “La rueda daba ya unas vueltas perfectas, como en la época/ de su aparición en el mito, como en su edad de/ madera recién carpintereada/ con un ruido de canto de gorriones medievales;/ el tiempo volaba en la buena dirección. Se lo podía oír/ avanzar hacia nosotros/ mucho más rápido que el reloj del comedor cuyo tic-tac se/ enardecía por romper tanto silencio.” No está de más señalar que “La pieza oscura” es el texto clave de todo el libro, una especie de plataforma giratoria alrededor de la cual van apareciendo todos los demás poemas. Pero no sólo eso, “La pieza oscura”, es un canto a la memoria significativa de todo individuo, acompañada de una hermosa y original plasmación en el lenguaje.
b)- Porque escribí:
La postura de Lihn frente a la poesía y frente al mundo, tiene que ver con la lucidez que debe manifestar el creador frente a la ‘realidad’ en la que le ha tocado vivir y llevar a cabo su trabajo. El poeta se auto exige y exige a los demás creadores la búsqueda de un espacio propio, no les permite ni se permite repeticiones o anacronismos. Señala Antonio Skármeta en un comentario aparecido en la revista Ercilla del año 1969 “Lihn abomina de todo menos de su lucidez, de su reiterada y explícita desconfianza de sí mismo.” En este marco “La musiquilla de las pobres esferas” es un libro esclarecedor, en el que se pone sobre el banquillo de los acusados al Poeta y a la Poesía misma. Señala Skármeta en el artículo ya antes mencionado “Pero la aniquilación del poeta, y la de la poesía, se ejecuta en ‘La musiquilla de las pobres esferas’ conforme a un catálogo razonado”. Es decir, la desconfianza del poeta en la poesía, lo lleva al extremo de buscar formas razonadas de desarticulación de sí mismo y de su propio arte. Un poema simbólico de este libro y quizá uno de los más conocidos del poeta es ‘Porque escribí’. En él, dispara sin piedad contra su propia integridad “La especie de locura con que vuela un anciano/ detrás de las palomas imitándolas/ me fue dada en lugar de servir para algo”. Pero al mismo tiempo, en medio del fuego cruzado, manifiesta su fe en la poesía “Escribí, mi escritura fue como la maleza/ de flores ácimas pero flores en fin”. Luego, reconoce la posibilidad de hacerse uno con la muerte, que le otorga la práctica de la escritura “Y hacerlo significa trabajar con la muerte/ codo a codo, robarle unos cuantos secretos”. Y el resultado de ese trabajo, surge de la mezcla de los sustratos humanos más profundos e irracionales con la razón utilizada como cedazo y todo ello plasmado en los moldes que nos ofrece el lenguaje “Porque de la palabra que se ajusta al abismo/ surge un poco de oscura inteligencia/ y a esa luz muchos monstruos no son ajusticiados.” Sin duda ‘Porque escribí’ es un poema importante en la obra de Lihn, no tan solo por lo bien que expresa la postura del poeta, sino por la perfección de su forma. Dice al respecto Eduardo Llanos M. que muy pocos en Chile han finalizado un poema de manera tan magistral como lo hace Lihn aquí: “Porque escribí no estuve en casa del verdugo/ ni me dejé llevar por el amor a Dios/ ni acepté que los hombres fueran dioses/ ni me hice desear como escribiente/ ni la pobreza me pareció atroz/ ni el poder una cosa deseable/ ni me lavé ni me ensucié las manos/ ni fueron vírgenes mis mejores amigas/ ni tuve como amigo a un fariseo/ ni a pesar de la cólera/ quise desbaratar a mi enemigo./ Pero escribí y me muero por mi cuenta/ porque escribí porque escribí estoy vivo”
c)- Nada tiene que ver el dolor...
En el poema ‘Nada tiene que ver el dolor’ que inicia el libro póstumo “Diario de muerte” (1989); Lihn, a pesar de encontrarse enfermo y desahuciado, víctima de un cáncer tardíamente descubierto; se las arregla para mantener su postura racional, su implacable ironía, incluso para con la propia muerte: “Allí, según una imagen de uso, viciada espera la muerte a sus nuevos amantes/ acicalada hasta la repugnancia, y los médicos/ son sus peluqueros, sus manicuros, sus usurarios usuarios/ la mezquinan, la dosifican, la domestican, la encarecen...” El poema entero está atravesado por una visión crítica del lenguaje en general y del lenguaje poético en particular: “Nada tiene que ver la muerte con esta imagen de la que me retracto/ todas nuestras maneras de referirnos a las cosas están viciadas/ y este no es más que otro modo de viciarlas”. Más adelante continúa “Un muerto al que le quedan algunos meses de vida tendría que aprender/... un lenguaje como un cuerpo operado de todos sus órganos/ que viviera una fracción de segundo a la manera del resplandor/ y que hablara lo mismo de la felicidad que de la desgracia/ del dolor que del placer..." Pero luego contrapone este deseo con la ‘realidad’, con su propia realidad “mis palabras no pueden obviamente atravesar la barrera de ese lenguaje desconocido/ ante el cual soy como un babuino llamado por extraterrestres a interpretar/ el lenguaje humano”. Otra vez el monólogo que dialoga y la ironía implacable, este poema es un testimonio escalofriante de la capacidad del poeta de zafarse de sí, de dejar a un lado su experiencia inmediata (su enfermedad y la muerte próxima) y de fundirse en el lenguaje poético.
A modo de conclusión: Si se pudiera sintetizar la obra de Lihn en dos o tres palabras, diría que es una poesía basada en la lucha de un hablante por desligarse de su historia, de sus fantasmas. Un hablante que se destruye a sí mismo y a su creación, para volver a rehacerse en nuevos caudales de significaciones lanzadas a través de monólogos que se manifiestan unas veces delirantes y otras (las más) ajenos e irónicamente racionales. Antes de terminar, quisiera recoger las palabras de Naín Nómez expuestas en su “Poesía chilena contemporánea”, dice al respecto del trabajo de Lihn: “Poesía densa y desgarrada que busca permanentemente su cambio interno”. En efecto, se trata de una poesía caudalosa y difícil, pero no por eso menos bella, de una belleza que experimenta y excava, con desesperación, una salida digna a la ausencia de absolutos, no obstante, lo único que encuentra, es la superficie helada del lenguaje.